Tiempo de contar cuentos...
Erase una vez una niña que había empezado a ganar en el colegio estrellas por hacer trabajos espléndidos. Hasta entonces no prestaba mucha atención a las tareas que mandaba su profe, pero un lunes les pidió dibujar algo que les hubiera gustado de su fin de semana. La pequeña se acordó de lo bien que lo había pasado con su abuela echándole pan a los patos del pantano y se propuso dibujarlo con vivos colores, quedó tan bonito que se ganó la pegatina de oro, una estrella dorada que le colocó su profe en el dibujo, su primera estrella dorada que significaba que era el mejor trabajo de la clase.
Su fantástico dibujo recorrió el cole entero, y después lo enseñó a sus papis, ellos estaban muy orgullosos. La niña, ilusionada,decidió trabajar duro para ganarse todas las estrellas que tenía su profe ¡hasta gastarlas!, colgaría sus trabajos en su habitación para conseguir una constelación de estrellas en su pared.
Efectivamente se convirtió en una gran alumna, y cada día traía una estrella nueva que poner en su cuarto. Qué orgullosa estaba, y qué bonitos lucían sus trabajos.
Un viernes soleado la profe les explicó que el invierno se acababa y llegaría la primavera, saldría un sol radiante que llenaría de flores de colores los campos. Y les pidió que dibujaran la primavera.
-"Fantástico" - pensó la pequeña- "¡me encanta!"- pero lo mejor de todo era que ¡podrían dibujar con témperas y pinceles!